Los poemas de este blog son del poeta Javier Villegas Fernández y tienen derechos reservados de autor.

martes, 18 de diciembre de 2012

Trasgresor de sombras Trasgredí las sombras, encendí mis latidos, bifurqué mis pasos, calciné los recuerdos, indagué mi pulso congeniando con el trigo, me miré hondamente en mi extensión silábica, conjugué mis amaneceres con el viento, con el agua, no llevo prisa, la prisa puede descalcificarme, soy caminante abrazado a los anhelos, un terco hacedor de amor en las distancias, un encandilador de mariposas con los ojos, un hacedor de versos en los labios. Sombra tras sombra me persigue, el vino me da la claridad en sorbos, el fuego de tus ojos me enciende el alma, recordarte es sentirte tiernamente viva, nombrarte es explosionar de júbilo, es recobrarte de la mudez de la ceniza, del sigiloso tiempo, de la esfera muerta. Sombra tras sombra, juego rudo, adivino tu rostro entre la sombra, la muerte que llevas escondida, la espina cruel que te doblega, tus sueños ardiendo en la hoguera, la lumbre clarificándote hasta el habla. Trasgresor de sombras mi sentido, el tintero de mi corazón, mi pulso indómito; no vitupero, soy calmo para encontrar mi sino; ando con fuego, con lamparines en los poros; los carbones no se han doblegado en tedio; para encontrarte, multipliqué mi corazón, lo arrogué al viento, le sumé gorjeos… Cantará junto al tuyo en todos los destinos.

POEMAS DE TRASGRESOR DE SOMBRAS

Insinuación a la sombra Entre las sombras que te anegan otro rostro amanece. Octavio Paz Sombra, de alguna manera, me parezco a ti; de alguna manera, soy tu cuerpo; pero no me dejes ser tu cuerpo. Niégame, sin consternación, de las serpientes, de tus oscuros ojos, de tus sombrías manos; asciéndeme en cereales relumbrantes; multiplica mis poros como si fueran himnos; enciende mis manos de propósitos; insinúa a la mañana para que traiga el día y el día, un perfil más claro, parecido a los amaneceres.

martes, 28 de agosto de 2012


Gato Gatuno

Gato Gatuno,
gato inoportuno,
vas por lo tejados,
con ojos desorbitados.

A la luna miras,
la miras y remiras
y ron, ronroneas
por las chimeneas.

Gato somnoliento,
te dobla el viento,
gato que feliz,
vas sin tu nariz.

Te falta un ojo,
andas medio cojo,
la cola tronchada,
de una machetada.

Ratones no miras,
ni la cola estiras,
ya no te acicalas,
andas de muy malas.

Gato Gatuno,
como tú hay uno,
gato monigote,
de verde bigote.

Gato Gatuno,
gato inoportuno,
caminas al cementerio,
lleno de misterio.


lunes, 14 de mayo de 2012

EL MONO SUERTERO
(Cuento para niños)

Llegué, y la gente estaba concentrada en la plaza, escuchando a la banda de músicos y mirando los cachivaches que vendían en los toldos. La feria del pueblo había llegado. Eran los días más esperados de cada año, para dar rienda suelta al holgorio y olvidarse de las penas y las miserias. Las calles del pueblo lucían otro aspecto, todas eran multicolores, por las guirnaldas que pendían de un extremo a otro y por los coloridos trajes de los feriantes.

Ese día, que era el día central de la fiesta, algo llamaba poderosamente la atención de niños y adultos. Todos querían tocarlo, sentir su pelaje, la configuración de su cuerpo, y él, muy travieso, jugueteaba con su amo. Era un mono, un mono arrancado de la selva de nuestro país, un animal privado de su libertad, condenado a la soledad, sin embargo, eso parecía no afectarle y seguía con el trabajo para el que había sido adiestrado.

El mono había llegado en “El mil amores”, el carro más bullanguero y destartalado que solía arribar los fines de semana al pueblo. No era la primera vez, que se constituía en parte de los atractivos de la fiesta. Era un mono de una enorme cola y patilargo, que se balanceaba sobre el piano, sujeto por una pequeña cadena

-¡ Una para mí, una para mí! – gritó una jovencita, en el momento en que el mono empezó su trabajo.

- De amor o de futuro – le contestó el dueño, mientras daba vueltas a la manija del piano.

Por aquella tarjetita, que el mono le entregó, la señorita pagó un sol, y así, todos aquellos que querían saber algo de su futuro o de sus amoríos, hacían lo mismo. Los niños también imitaban a los adultos. Impulsados por la curiosidad, gastaban parte de su propina, en éste divertimiento, y en cuánto tenían la tarjeta en sus manos corrían presurosos, para mostrar a sus padres, lo que el mono les decía en aquel colorido papel.

- Son puras tonterías, eso no es verdad, es una estafa – decían los padres, con toda su incredulidad – Cómo un mono, puede adivinarte la suerte.

-¡Es verdad, es verdad! – exclamaban jubilosos, los niños, convencidos de que el mono era un adivino.

Adivino o no, el mono seguía con su trabajo de cada día, y la gente parecía tenerle fe, ya que a medida que transcurría la feria, mayor era el número de personas que acudían al mono suertero, impulsadas por esas ansias que tenemos los seres humanos, de saber cuál será el derrotero de nuestras vidas, por ese temor que nos asalta, cuando no tenemos bien definidas nuestras metas.

La fiesta del pueblo iba llegando a su fin, y como era de esperarse, el mono volvería en “El mil amores”, apretujado entre el gentío y la mercadería de los comerciantes que visitaron el pueblo. Los lugareños se quedarían libres de culpa, libres de penas, pero con una sensación de nostalgia y con los sueños más altos, de que la fiesta del siguiente año sería mejor.

Antes de que Amancio, empacara el piano y metiera al mono en la jaula, me acerqué con mucha curiosidad e inocencia, quería saber muchas cosas de él y del mono, ya que nunca había visto un animal así, además me parecía rarísimo y gracioso.

- ¿Dónde lo compraste? – le dije.

- Este animal tiene una historia muy, pero muy larga – me contestó Amancio.

- Me la puedes contar. Pero no olvides ningún detalle.

- Este mono había nacido en lo más recóndito de la selva amazónica, allá por el río Putumayo. Fue cazado por unos aborígenes y vendido en el mercado de Belén, en Iquitos. Lo compraron los dueños de un circo, lo domesticaron, lo adiestraron, hasta convertirlo en el artista principal. 

Todos se divertían cuando el mono realizaba su show, era equilibrista, trapecista, volantinero y mono ciclista. Pasaron los años, y cuando ya no lo necesitaron, me lo vendieron. Decidí aprovechar su inteligencia, llevándolo de pueblo en pueblo, de feria en feria, convertido en mono suertero, y aquí nos tienes y nos tendrías por muchos años más.

Diciendo esto, subió el piano en “El mil amores”, luego subió la jaula donde estaba el mono, y cuando Amancio estaba sobre la carrocería, me dijo ¡Adiós! con su mano, y el monito imitando a su amo, también sacaba su manito por entre los barrotes de la jaula que lo privaba de su libertad. Me quedé triste, con la esperanza de que algún día, Amancio decida devolverlo a su hábitat natural, para que junto a los de su familia, vuelva a columpiarse de rama en rama, mientras escucha y disfruta de la música de los pájaros y del murmullo del río.

Cuando el camión partió, saqué la última tarjeta que el mono me regaló, y fui corriendo a mostrarle a mi hermana.

- Es para mí, es para mí – le dije, luego la entregué para que me la leyera.

Mi hermana leyó el papel y acariciándome la cabeza me dijo:

- Dice que cuando seas grande, serás poeta, que viajarás mucho, que tu corazón estará lleno de ternura, que sabrás compartir y que amarás a tus semejantes, especialmente a los niños, porque ellos necesitan de nuestro amor y son la luz que alumbrarán los nuevos días.

© Javier Villegas (Perú)
De: “Matapishgos y otros cuentos para niños” – Inédito
© Derechos reservados

sábado, 7 de abril de 2012

POEMAS DE "ANOCHÉCEME... AMANÉCEME"

Esta tarde

Esta tarde, imaginé tu cintura,
la intuí con textura de hierba,
con temperatura de espiga,
con ondulaciones de agua.
Esta tarde, te tatué en mi ventana,
mirándome, apeteciéndome,
sintiéndome en tu protuberancia de selva;
me alegre, mi alegría se pluralizó
en mis manos, como si fuese palomas.
Surgí de mí, se aceleraron mis latidos,
me enajené en tu imagen
con tiempo de mar y de luna,
con aroma de jardines y lluvia.

Esta tarde, sálvame de mí,
cobíjame en tu temperatura de fragua,
no huyas de mi ventana,
abre tus brazos, tus labios y llámame,
yo acudiré en el viento
para memorizar tu nombre,
para gritarte, por sobre los gritos,
fatigados por la sed y el hambre.
Esta tarde, debo llegar al centro de ti misma,
a tu esencia de mujer y hembra,
despertaré mi tacto y mi olfato,
me trasmutaré en un mar sin alfabeto,
para descubrir en tus labios, tu cuerpo,
el abecedario del amor
y la infinita luz donde te busco.
.
© Javier Villegas (Perú)
De: “Anochéceme, amanéceme” – Inédito
© Derechos reservados.

PARA ENCENDERTE SIEMRE...

Por qué este recuerdo,
me culpa a mí de no tenerte,
por qué este silencio,
te arde en mí y no te siento,
no calles, no huyas,
has crepitar tu cuerpo,
y penetra en mí
para encenderte siempre.


© Javier Villegas (Perú)
De: “Anochéceme, amanéceme” – Inédito
© Derechos reservados



OTRA VEZ LA NOCHE…

Otra vez la noche, no es la noche,
si tu cuerpo viene con jolgorio de viento,
si adivino tus ojos detrás de la puerta,
entonces deduzco que en el norte,
me nombras con la boca cerrada,
suspiras y me colocas en tus labios abiertos.
Otra vez la noche, no es la noche,
te agolpas en mí con tus raíces de escarcha,
zozobro anhelándote como un navegante,
divago al no tener sueño para soñarte,
pernoctando en las ramas de un sauce,
o en la luna encendida para proclamarte,
código del amor y de las esferas celestes.

Otra vez la noche, no es la noche,
mi corazón vibra si me oye nombrarte,
mis ojos se abren para no perderte,
tus ojos se cierran para contenerme.
Otra vez la noche, no es la noche
permanezco despierto para localizarte,
en el rumor de la lluvia, en mi respiración,
en mi terco silencio, en la vibraciones del eco;
sino duermo me alegro, me coloco en mi centro
y desde allí, a tu corazón me proyecto.

© Javier Villegas (Perú)
De: “Anochéceme, amanéceme” – Inédito
© Derechos reservados

CONTINUA COMO LA CANDELA

Mujer, por donde pasas
dejas caer tus luces,
las recojo para alumbrar mi pecho,
porque sin ti, la oscuridad
es una paloma dormida en lamento,
el latido de torna fúnebre
y grávido de pena, huye en el viento.
Arde siempre por donde viajan mis ojos,
vuela hacia mí como una mariposa,
desnúdate para verte completa,
como se ve a la luna
en el sueño de una gaviota,
salta de los espejos ferviente,
he bosquejado para ti,
caminos de aromas y horizontes.
.
Mujer, por donde pasas,
se inaugura una fiesta,
pueblas los espacios
con el fuego de tu cuerpo,
yo busco tu temperamento en el zodiaco,
equilibro en mis ojos, los dones de tus ojos,
desenredo tu cabello,
para diseminar tus secretos
y completamente develada,
habites en mí, alegre como la lluvia,
continua como la candela.

© Javier Villegas (Perú)
De: “Anochéceme, amanéceme” – Inédito
© Derechos reservados

viernes, 30 de marzo de 2012

Día Mundial del Libro Infantil y Juvenil


Día Mundial del Libro Infantil y Juvenil

Desde 1967, el 2 de abril se celebra internacionalmente el Día del Libro Infantil y Juvenil. Se seleccionó esta fecha en conmemoración del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen (1805), quien fue el autor de varias decenas de cuentos de hadas. Quizás muchos de nosotros alguna vez hemos leído un cuento de Andersen.

Entre los cuentos más famosos se encuentran: - El patito feo - El traje nuevo del emperador - La reina de las nieves - Las zapatillas rojas - El soldadito de plomo - El ruiseñor - El sastrecillo valiente - La sirenita - y muchos, muchos más Al final de su carrera, Andersen había escrito más de 150 cuentos infantiles, lo cual lo establecieron como uno de los más grandes autores de la literatura mundial, y es conmemoración a él, que se celebra este día..

Cada año una Sección Nacional tiene la oportunidad de ser la patrocinadora internacional del Día del Libro Infantil y selecciona un escritor/a representativo y a un reconocido ilustrador/a de su país para que elaboren el mensaje dirigido a todos os niños del mundo y el cartel que se distribuye por todo el mundo, y se promueva la celebración en las bibliotecas, centros escolares, librerías, etc.

Cuento

Había una vez un cuento que contaba el mundo entero

Autor: Francisco Hinojosa

Había una ez un cuento que contaba el mundo entero. Ese cuento en realidad no era uno solo, sino muchos más que empezaron a poblar el mundo con sus historias de niñas desobedientes y lobos seductores, de zapatillas de cristal y príncipes enamorados, de gatos ingeniosos y soldaditos de plomo, de gigantes bonachones y fábricas de chocolate. Lo poblaron de palabras, de inteligencia, de imágenes, de personajes extraordinarios. Le permitieron reír, asombrarse, convivir. Lo cargaron de significados. Y desde entonces esos cuentos han continuado multiplicándose para decirnos mil y una veces “Había una vez un cuento que contaba el mundo entero…”

Al leer, al contar o al escuchar cuentos estamos ejercitando la imaginación, como si fuera necesario darle entrenamiento para mantenerla en forma. Algún día, seguramente sin que lo sepamos, una de esas historias acudirá a nuestras vidas para ofrecernos soluciones creativas a los obstáculos que se nos presenten en el camino.

Al leer, al contar o al escuchar cuentos en voz alta también estamos repitiendo un ritual muy antiguo que ha cumplido un papel fundamental en la historia de la civilización: hacer comunidad Alrededor de esos cuentos se han reunido las culturas, las épocas y las generaciones para decirnos que somos uno solo los japoneses, los alemanes y los mexicanos; aquellos que vivieron en el siglo XVII y nosotros que leemos un cuento en internet; los abuelos, los padres y los hijos. Los cuentos nos llenan por igual a los seres humanos, a pesar de nuestras enormes diferencias, porque todos somos, en el fondo, sus protagonistas.

Al contrario de los organismos vivos, que nacen, se reproducen y mueren, los cuentos, que surgen colmados de fertilidad, pueden ser inmortales. En especial aquellos de tradición popular que se adecúan a las circunstancias al contexto del presente en el que son contados o reescritos. Se trata de cuentos que, al reproducirlos o escucharlos os convierten en sus coautores.

Y había una vez, también, un país lleno de mitos, cuentos y leyendas que viajaron por siglos, de boca en boca, para exhibir su idea de la creación, para narrar su historia, para ofrecer su riqueza cultural, para excitar la curiosidad y llenar de sonrisas los labios. Era también un país en el que pocos de sus pobladores tenían acceso a los libros. Pero esa es una historia que ya ha empezado a cambiar. Hoy los cuentos están llegando cada vez más a rincones apartados de mi país, México. Y al encontrarse con sus lectores están cumpliendo con su papel de hacer comunidad, hacer familia y hacer individuos con mayor posibilidad de ser felices.

sábado, 24 de marzo de 2012

sábado, 3 de marzo de 2012

EL GNOMO SABIO (Cuento para niñoa)


El gnomo sabio


Allá lejos, muy lejos, en la espesura del bosque, había un pueblo cuyos habitantes eran diminutos, sus casas diminutas y sus voces diminutas. Eran tan pequeños, pero tan pequeños que la gente común no podía verlos ni escucharlos.


En ese pueblo de la jungla existía una escuela, cuyo maestro era el gnomo más antiguo, el más viejecito. Todos lo respetaban por ser el más viejo y el más sabio.


Cierto día, los habitantes de aquel lejano pueblo, estaban impacientes, querían saber qué era el aire, cómo estaba compuesto y para qué resultaba importante.


Por esta razón, todos acudieron a la escuela que estaba ubicada debajo de los árboles más verdes y frondosos del bosque.


Cuando los pobladores estuvieron reunidos, y en el momento en que reinaba el silencio más absoluto, el gnomo sabio apareció y dijo:


- Todos, exclusivamente todos tienen encendida la curiosidad de saber qué cosa es el aire, ¿es así, o no? - preguntó muy seguro.


- ¡Síiiiiiiiiiiiiiii! - gritaron en coro los gnomos más pequeños.


- En seguida les informaré: El aire, mezcla de gases que rodea la tierra, es conocida como atmósfera. Esos gases son: nitrógeno, oxígeno, carbono y vapor de agua – afirmó el gnomo que oficiaba de maestro.


-¿Existen todos en la misma proporción? – interrogó un gnomo que estaba sentado sobre las hojas de la oreja de elefante.


- No. De todos ellos el nitrógeno es el más abundante; le sigue el oxígeno, que resulta indispensable para respirar; luego está el carbono, producido cuando se quema algo, o lo expulsamos durante la respiración. Finalmente está el vapor de agua, que se vuelve líquido al contactarse con los objetos fríos, por ello empaña los cristales de las ventanas.


- ¿Y para qué es importante el aire? – manifestó otro gnomo ubicado sobre un hongo.


- El aire importa en la vida, para oler los aromas de los cuerpos, especialmente de esas lindas florcillas que nos rodean. El aire hace posible que insectos como los mosquitos y las libélulas vuelen; también posibilita el vuelo de las aves y ayuda a la polinización de las plantas. El aire es importante para la vida, sin aire puro y limpio no podríamos vivir.


Todos quedaron en silencio, pensativos. Hasta que el gnomo más pequeñito dijo:


- Desde ahora en adelante, tenemos la responsabilidad de cuidar el aire.

Siiiiiiii, siiiiiiiiiii…gritó la multitud de gnomos.


Como todos los asistentes quedaron complacidos, por las explicaciones del viejo gnomo, la escuela adquirió gran fama en todo el bosque y en los bosques vecinos.


Desde entonces, todos los animales de la jungla van a escuchar las lecciones del gnomo, que a medida que pasan los años se vuelve más viejo y más sabio.


© Javier Villegas (Perú)

De: “Matapishgos” (Cuentos para niños) - Inédito

© Derechos reservados.

lunes, 9 de enero de 2012

“La flauta del agua”, poesía para sentiry jugar

Escritora Ruth Bazante Chiriboga (Quito-Ecuador)



“La flauta del agua”, poesía para sentiry jugar


Ruth Bazante Chiriboga
Quito-Ecuador


“La Flauta del Agua”, título rico en connotaciones: agua pura, purísima como la infancia, con notas de esencias cristalinas que vibran a través de la flauta, notas que fluyen como el agua de un manantial, del manantial alma para correr no sólo por la llanura del espíritu infantil sino de quienes tenemos un niño o una niña que juega en nuestra parte inmaterial.

Matemáticamente sus poemas los presenta ordenados por el número de estrofas, no es mera coincidencia; su vocación de maestro le hace concebir una planificación, composiciones ordenadas de una, dos, tres, cuatro y remata el libro con un poema de cinco estrofas; poemas bellamente compuestos, notas musicales, diáfanas, transparentes.

Su poesía se desliza por los elementos del lenguaje, especialmente por el fónico, semántico y morfológico; el sintáctico no es importante en la poseía, pues bien sabemos que ésta rompe con aquella.
El sonido es importante, su combinación armónica es la que al infante le agrada: “caballitos de espuma / que galopan en el mar, / con jinetes invisibles / y lindas crines de sal”.


El sonido va hermanado por el ritmo, marcado por los acentos, como vemos en el ejemplo anterior. Versos de arte menor convenientes para llevar un ritmo ondulante y musical al oído infantil.


El contenido, lo que trasmite el poeta al pequeño oyente y luego lector es lo que impacta; Javier Villegas cumple, acierta con el gusto infantil, elige los elementos reales y los confunde con la imaginación; Villegas conoce el mundo infantil, fiel a su condición de maestro docente y de psicólogo. Vienen a su trabajo poético temas de la vida cotidiana, hace referencia a las plantas, animales, cosas del entorno: “El gato Renato”, “Canción de las olas”, “Gotas de lluvia”, “El viento”, “Jugando con la luna”, y otras. Utiliza figuras de repetición, versos que se repiten al principio de cada estrofa como “flauta de agua”, en “Garabatos” reitera la palabra a manera de trabalenguas: “Garabatos, garabatos, / garabatos del garabatero, / que de tanto garabatear...”

“Cada estrella en su lugar”, poema precioso en el que usa una doble reiteración, la palabra “estrella”, se repite a lo largo de las cuatro estrofas, la palabra va paralela a la visión intuida, convirtiéndose el poema en una hermosa metáfora visionaria.


Su poseía es hermana de la psicología infantil, conduciendo al niño o la niña a un mundo de fantasía, que es su propio mundo.

Este es Javier Villegas, el que descubre la identidad emocional del infante con los objetos, con los seres de la naturaleza, juega con el sentimiento, crea hermosas metáforas en juegos silábicos con el uso de recursos literarios con una rima consonante alterna unas veces y otras continua; crea palabras que responden a su visualización y a su necesidad de expresión: “Rondaflor”, “Lomitieso”.
Los determinantes contribuyen a obligarnos a mirar lo que Javier Villegas poeta mira: “Caballitos de espuma”, “Casquitos de cristal”, “Crines de sal” y otros.


Utiliza adjetivaciones impropias: “jinetes invisibles”, “líquidas bailarinas”, “cristalina música”, “pensamiento perfumado”, y otros.


La prosopeya, infaltable en la rutina de la vida infantil está inmersa en su poesía: personifica al “cangrejito”, “soldaditos de la arena, / infantes de la mar”, “cangrejitos guerreros”; la estrella que oye en el agua la sinfonía del mar, el viento que le quiere contar un cuento, la luna que juega a la ronda, y otros.


En fin la poesía de Javier Villegas gusta por la magnifica utilización del lenguaje, la creación de lenguajes, la rica imaginación, las historias y sus personajes, el uso de recursos literarios, variedad de metáforas, en especial las sinestésicas que se corresponden con la psicología infantil.
Javier Villegas llega y agrada al público infantil y al adulto. Felicitaciones por entregarnos La flauta del agua, una joya literaria.


Ruth Bazante Chiriboga. Quito, Ecuador, 1942. Licenciada en Ciencias de la Educación, especialización Literatura, Estudios de Doctorado en Letras, egresada del Doctorado en Pedagogía. Actriz de; cine, teatro, televisión y modelaje comercial, declamadora. Miembro de la Sociedad Ecuatoriana de Escritores, Miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, fundadora del Grupo Cultural Alborada, miembro de la Asociación de Escritoras Contemporáneas del Ecuador.
Obras publicadas: “ Grito Dentro, Grito Fuera”, “ Manual de las Cicatrices”, “Alborada 1”, “Alborada 2”,” Madre en tu día”, “ Semillas al viento”, ”Mentis Erectus”, ” Filosofía, Axiología y Praxis de la Literatura Infantil”, “Bajo el tejado gris de la llovizna”, “ Quito Cara de Dios, Relicario de América y otros”, “Rostros Sumerguidos”.
Consta en innumerables antologías latinoamericanas y ha brindado recitales en: República Dominicana, Colombia, Perú, México y otros países.